Cada creador persigue un sueño.
Entre el primer paso y el resultado final, innumerables trazos, pinceladas, golpes de cincel, infinito chasquido de teclas...
Y la mirada absorta ante paisajes, el rostro tenuemente iluminado frente al monitor de un ordenador, días de calor anhelando sombras, manos embadurnadas de colores y ropa tiznada con carbón...