En estos días de escasez de dinero, trabajo y alegrías, todo parece aumentar menos nuestros salarios.
Pero dicen que, a grandes males, grandes remedios. El siglo de oro español, famoso porque se produjo una auténtica revolución en las letras y las artes patrias, coincidió con un período en que la economía del país-imperio estaba de capa caída. Y es que, queridos amigos, parece que el hambre agudiza el ingenio... Este país, tan famoso por la picaresca, es capaz de proporcionar generaciones enteras de intelectuales y genios en todas las disciplinas. Y no sólo podemos ser campeones del mundo en cualquier especialidad deportiva que se nos ponga al alcance de la mano, la realidad es que en estos momentos contamos con un potencial humano que está escapando de la coyuntura del país o debe refugiarse en sectores que nada tienen que ver con su formación o verdadero potencial con tal de poder subsistir sin alejarse de sus familias.
Creo en la capacidad de salir adelante del ser humano, como se ha demostrado en tantas ocasiones a lo largo de los tiempos. Estoy convencido de estas generaciones no son un valor perdido, que están en condiciones de demostrar que la creatividad y las artes son también un valor tangible, más allá de quedar expuestas en salas vacías.
Así que, si no dispones más que de tiempo y de tus manos, no dejes que se agote la esperanza y... ¡A crear!
Dibujos, pintura, fotografía... Herramientas para aprehender parte de la realidad que nos envuelve. Toda la obra utilizada está disponible. Contacta si deseas conocer mis proyectos o realizar un encargo.
lunes, 15 de octubre de 2012
domingo, 14 de octubre de 2012
Todos nacemos cada día
Renacemos cada vez que cogemos impulso para dar un salto ante el vacío de la incertidumbre cotidiana.
Un pensamiento que hace bueno el dicho de que no hay mal que cien años dure (ni cuerpo que lo resista...). Cada vez que nos enfrentamos a la soledad autoimpuesta del creador, apartado de todo y todos en el instante en que comenzamos un dibujo, manchamos un lienzo o buscamos la inspiración para bajar desde no se sabe qué lugar un poco de poesía...
Y en ese mismo momento lo que nos rodea se desdibuja, se difumina y desaparece.
Hasta que la febril actividad concluye.
Hasta que abrimos la mano y de los dedos escapan lápiz, pluma o pincel.
Hasta que sentimos la necesidad de alejarnos para poder contemplar qué ha pasado.
Hasta que entrecerramos los ojos para poder ver lo que escapa a la mirada del resto.
Hasta que la musa se aleja sonriendo, agitando la cabeza hacia uno y otro lado, reprobando nuestra insistencia en acudir cada día, cada hora, a su encuentro.
Hasta que la vida acude a rescatarnos de nuestro aislamiento.
Un pensamiento que hace bueno el dicho de que no hay mal que cien años dure (ni cuerpo que lo resista...). Cada vez que nos enfrentamos a la soledad autoimpuesta del creador, apartado de todo y todos en el instante en que comenzamos un dibujo, manchamos un lienzo o buscamos la inspiración para bajar desde no se sabe qué lugar un poco de poesía...
Y en ese mismo momento lo que nos rodea se desdibuja, se difumina y desaparece.
Hasta que la febril actividad concluye.
Hasta que abrimos la mano y de los dedos escapan lápiz, pluma o pincel.
Hasta que sentimos la necesidad de alejarnos para poder contemplar qué ha pasado.
Hasta que entrecerramos los ojos para poder ver lo que escapa a la mirada del resto.
Hasta que la musa se aleja sonriendo, agitando la cabeza hacia uno y otro lado, reprobando nuestra insistencia en acudir cada día, cada hora, a su encuentro.
Hasta que la vida acude a rescatarnos de nuestro aislamiento.
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