Camaradas,
nos encontramos en un momento decisivo de la historia de nuestra evolución.
El ser humano ha alcanzado un nivel de desarrollo en el que ya no es necesario correr para comer, luchar para sobrevivir y refugiarse para poder descansar en la mayor parte de los rincones de nuestro planeta. Pero estos avances considerables en nuestra calidad de vida se ven amenazados por la propia capacidad autodestructiva que nos caracteriza.
Hemos luchado por alcanzar la cúspide de la pirámide, por vivir de forma cómoda sin tener que preocuparnos más que de lo esencial para la mayoría (familia, trabajo, consumo) pero nos encontramos al borde de la extinción de nuestro bien más preciado: la capacidad de crear.
Asistidos por la continua invasión de tecnologías que nos atontan, pasamos horas muertas delante de pantallas que no hacen otra cosa que restar tiempo a nuestra imaginación, a nuestra capacidad de innovar y, sobre todo, a castrar nuestras necesidades de expresión.
Pensamos cada vez menos en las cuestiones que verdaderamente deben ocupar nuestro tiempo, en una huida hacia delante que no nos conduce más que al desfiladero, hacia ese cortado que todos conocemos, pero que no atisbamos con claridad entre todo el ruido mediático que nos confunde, nos atonta y nos machaca.
En este momento de la historia, apagad vuestros dispositivos móviles, tan sólo diez minutos. Mirad a vuestro alrededor, respirad profundamente y sentid con fuerza la vida que os rodea. Dedicad unos minutos a vuestros proyectos, a imaginar los detalles de cualquier sueño, de cualquier deseo.
Entonces comenzaréis a necesitar más minutos, a pensar de nuevo en la esencia de vuestra vida, a luchar por cosas que no recordabais.
Porque el acto de pensar va ligado a la lucha, esa batalla que nos enfrenta a nosotros mismos y que nos hace diferentes del resto.
Luchad de forma frecuente, depurad vuestra vida.
Comenzad a crear de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario