martes, 19 de junio de 2012

Después de la tormenta

A veces nos sentimos extraños con nosotros mismos.
Y no acabamos de comprender la razón.
Experimentamos la sensación de que otro piense por nosotros mientras nos dejamos llevar.
Y no encontramos la forma de romper con esa inercia que nos arrastra.
Prisioneros de opiniones, comentarios, apreciaciones, evaluaciones, dictámenes, criterios, requisitos... Entramos en un laberinto donde resulta complicado escuchar nuestra propia voz entre metálicos ecos y carcajadas que distorsionan la realidad que nos envuelve.
Y esperamos sentados sobre el muro a que la lluvia que nos envuelve arrastre todo y nos renueve.
Que libere nuestros músculos de todas las presiones y nuestras manos, por fin, puedan plasmar libremente aquello no conseguíamos escuchar: la voz de nuestro interior.
Ese impulso creador adormecido entre capas de formularios, planes de futuro y proyectos...


Y mañana, ¿qué?. Fotografía digital (2012)

El momento es AHORA.
Las calles vacías multiplican el rumor de tus pensamientos.
En los espejos del suelo las nubes oscuras se miran furtivamente mientras el viento las aleja.
En tu bolsillo derecho, dos agujeros; en el izquierdo el panorama escasamente mejora: unas llaves, diez euros y un papel plegado con dos ideas nacidas tras un café.
El momento es AHORA.
Aunque no haya dinero, aunque las críticas no sean buenas.
Aunque pierdas el aliento cada vez que compras materiales, aunque parezca que este sueño se acaba... "Mientras hay vida hay esperanza" rezan varios trazos de bolígrafo azul sobre el papel mojado.
Levantas la mirada al cielo y un rayo de luz atraviesa el firmamento. 
Y abres los labios para decir, sonriendo: "Después de la tormenta, viene la calma". 

miércoles, 13 de junio de 2012

San Miguel

En Ibi hay dos referentes visuales que dominan el pueblo y protegen la vida de sus habitantes.
Se trata de las ermitas de Santa Lucía y San Miguel.
Esta última fue construida en la segunda mitad del siglo XVIII y ha sido testigo de la transformación experimentada a lo largo de más de siglo y medio de existencia. Cambios que han dejado su impronta en las gentes y en el paisaje.


San Miguel (Ibi). Acrílico sobre lienzo. 50x70 cm

De pequeñas dimensiones, nave única y apariencia sencilla, la ermita constituye un hermoso mirador sobre la elevación rocosa que corona.
Si tenéis ocasión de acercaros, descubriréis un lugar privilegiado desde donde contemplar Ibi y las montañas cercanas. 

martes, 12 de junio de 2012

Cuando miro por la ventana

Ilusión y paisaje se funden en un único ente detrás de los cristales.
Sudores fríos recorren las palmas de mis manos.
En el horizonte de la mañana todo un día por delante.
Y las nubes parece que respeterán mis ansias de salir al campo.


San Giustino Umbro (Italia). Óleo sobre tabla, 33x41 cm

Todos los días aparece ese momento en que lo dejaría todo por tener un papel y un lápiz. Suerte no tenerlo al lado, porque mi mente resucita ese instante varias veces hasta fijarlo en el soporte en su forma definitiva.
Hasta el día de hoy puedo considerarme un ser afortunado, porque he tenido la oportunidad de ir plasmando en pequeños proyectos mis inquietudes.
Ahora estoy trabajando en un conjunto un tanto mayor y la perspectiva de dar forma a ese "mosntruo" me aterra y estimula a partes iguales... Espero poder mostraros dentro de poco el resultado.  

miércoles, 6 de junio de 2012

Vencer al tiempo, ¿y al olvido?

En ocasiones, lo más importante a lo que puede aspirar un creador es a superar el contexto generacional y que su obra alcance una difusión más allá de su espacio y tiempo.
El pasado ofrece grandes ejemplos de autores anónimos, de escritores, pintores y demás genios que permanecieron detrás de la figura de otros creadores por imposición o necesidad (y es que comer es algo que se convierte en imprescindible pasados varios días sin pillar cacho...).


¿Victoria? Carbón y lápiz de grafito puro sobre papel. 29,5 x 21 cm

Hoy día, gracias a la red y a los soportes audiovisuales resulta tan sencillo mostrar el producto de los desvelos propios a la comunidad que, en ocasiones, podría parecer que uno piensa en voz alta.
Y así, mientras los recuerdos y hazañas familiares salpican redes sociales y plataformas multimedia, cada vez resulta más difícil encontrar originalidad, sentido y estilo.
Estamos perdiendo de forma acelerada la capacidad de discernir y escoger entre lo que nos gusta y lo que nos imponen, o tal vez sea tan sólo una sensación mía. Sin embargo, ante el aluvión de propuestas y contenidos que surgen al minuto, uno llega a necesitar el auxilio de alguien que nos guíe y evite perder interminables horas de búsqueda hasta localizar el impulso creador soñado, el grano de arroz que impacte nuestros cerebros y permita que la maquinaria funcione.
¿Curadores de arte, intérpretes visuales, especialistas en comunicación no verbal?
Sí, gracias.
Estamos en el umbral inmediato al cambio de siglo y aún parece que no seamos conscientes de las inmensas posibilidades que tenemos a nuestro alcance.
Aunque sigue faltando formación.
La sensibilidad es algo innato en las personas y sólo es necesario pulsar en el punto adecuado para provocar, independientemente de la emoción que se persiga. Por eso, lo bueno o malo no existen, tal vez debamos hablar más en términos de repercusión o impacto, pues quizás ha cambiado tan rápido la estrategia de acercamiento a la sociedad que no nos hemos dado ni cuenta...

La mirada del ángel

La mirada del ángel es limpia.
Observas con detenimiento sus facciones y la gracia con que sus mechones descienden sobre su cara.
Su sonrisa acaricia tu corazón y levanta tu espítitu. Un rayo de luz te atraviesa el corazón y enciende la llama de la esperanza. Al tiempo que te abraza, notas cómo la energía se desvanece y se para el fluir de tu sangre.
Todo se detiene en un momento y nada importa.


Dulce mirada. Óleo sobre lienzo. 30 x 25 cm.

La mirada del ángel instruye.
Su ciencia no contiene las palabras de ningún libro, ni sus teorías han sido redactadas todavía siguiendo las normas de ningún alfabeto. Atraviesa tu cerebro en un segundo y se instala en cada molécula de tu cuerpo: sientes fluir como un río la fuerza del amor y el respeto a la vida.
Ahora compartes el código de la creación, sientes que formas parte de un todo superior.
La mirada del ángel protege.
Aunque no lo veas más, siempre te observa.
En su misión, tu camino.
Nunca estás solo.
Nunca.

lunes, 4 de junio de 2012

Salgamos a la luna...



Comienza a llegar el verano. 
Las noches se tornan cálidas y apacibles, embadurnadas por las flores de paraíso, jazmín y jacaranda.
Ecos de romances animales rebotan contra paredes y aceras, inundando las calles desiertas.
Se marcha el sol y las casas se transforman en espacios abiertos.
Salones y familias invaden las calles. Mesas y sillas inundan el barrio. Improvisados cenadores donde se comparte mesa y mantel con los vecinos, el chascarrillo y el cotilleo.
Aunque falte pan, aunque se acabe el vino.
Donde cada uno pone lo que tiene, no se exige más.
Reflejos de luna y estrellas sobre los adoquines mojados, en el fondo de las botellas y resbalando de tejado en tejado.
Y mientras tanto, el tiempo escapa al licuarse los relojes y agotarse las copas. Se desliza siguiendo la pendiente de negro asfalto y escapando sigiloso entre farolas.
La noche pasa y se desvanece la algarabía.
Ventanas entornadas saludan a la brisa.
Pasos que se refugian en portales, silencios que se imponen a las palabras.
Amanece. 
Y con el deseo de retomar los pactos y alianzas de la víspera, de vaciar bandejas, renovar votos y beber sonrisas, salgamos a la luna...