La mirada del ángel es limpia.
Observas con detenimiento sus facciones y la gracia con que sus mechones descienden sobre su cara.
Su sonrisa acaricia tu corazón y levanta tu espítitu. Un rayo de luz te atraviesa el corazón y enciende la llama de la esperanza. Al tiempo que te abraza, notas cómo la energía se desvanece y se para el fluir de tu sangre.
Todo se detiene en un momento y nada importa.
Dulce mirada. Óleo sobre lienzo. 30 x 25 cm.
La mirada del ángel instruye.
Su ciencia no contiene las palabras de ningún libro, ni sus teorías han sido redactadas todavía siguiendo las normas de ningún alfabeto. Atraviesa tu cerebro en un segundo y se instala en cada molécula de tu cuerpo: sientes fluir como un río la fuerza del amor y el respeto a la vida.
Ahora compartes el código de la creación, sientes que formas parte de un todo superior.
La mirada del ángel protege.
Aunque no lo veas más, siempre te observa.
En su misión, tu camino.
Nunca estás solo.
Nunca.
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