Llevaba varios días dándome la barrila, persiguiéndome y tocándome la espalda cuando menos lo esperaba. Así que decidí no dejar pasar más la ocasión y acabé lanzándome sobre un lienzo de 50 x 70 cm.
Escogí darle al acrílico porque para pintar en espacios cerrados o interiores sin buena ventilación resulta inodoro (así no tendréis quejas por parte del resto de la familia...). El hecho de no tener que utilizar como disolvente más que agua facilita la operación y no produce molestias adicionales. Todo queda limpio sin necesidad de usar otras sustancias más agresivas.
Comencé delimitando la superficie para abordar la forma del cuerpo y de la cabeza... Aunque no paraba ni un momento de revolotear por la habitación, conseguí tomarle la matrícula:
Una vez centrado en el soporte, los colores inundaron el lienzo para lograr el efecto deseado.
Espero que os agrade el resultado final...
Llega el fin de semana y este tiempo de asueto invita a pasear, a salir de la ciudad y buscar el contacto con la naturaleza... No olvidéis llevar junto al resto del equipo vuestros cuadernos, lápices, cámaras y demás.
En cada recodo del camino puede surgir la inspiración...
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